Para combatir el frío canadiense, nada como la fusión sonora. Lo que pasa es que en Ottawa, cuando hace frío, lo hace de verdad. Allá por noviembre caen los primeros copos, y no se deshacen hasta abril, por lo que o te calientas o te calientas. La fusión, con toda la plenitud de la palabra, supone la clave para sobrellevar el invierno de la que se considera la tercera capital más fría del mundo, después de Ulán Bator y Astaná. Así pues, The Souljazz Orchestra propone la mezcla, la unión.. en el fondo, una aleación de sones de diversas partes del globo, como aquellas big bands que vestían al baile con polifonías de las calles más calurosas del hemisferio sur.
Con Inner Fire suman ya seis trabajos discográficos, siendo la experimentación la columna vertebral de un proyecto más que consolidado. Su receta no parece complicada: esencia africana, sones latinos, mucho soul y mucho jazz... y lo que sale es fácilmente imaginable: un variado catálogo de ritmos para recuperar el sentido más lúdico y primigenio de la música, ese espíritu que se te cuela en el tímpano y que hace reacción empezando por los pies, remontando la cintura y acabando en brazos, cuello y cabeza. Una vía al hedonismo a través de las raíces.