Kiko Veneno tiene la extraña capacidad de estar siempre haciendo lo mismo y, sin embargo, parecer nuevo. Su trabajo le ha costado, y en esto recuerda al mismísimo Cervantes, que se tiró toda la vida intentando vivir de la literatura y cuando lo consigue va y se muere. Afortunadamente, José María López Sanfeliu, mitad de Figueres mitad gaditano, ya está por encima de esta leyenda tan ibérica de la mala suerte.
Con "Sensación térmica" estamos igual. Es su décimo trabajo y, como de costumbre, sigue siendo cotidiano, irónico, entrañable, crítico, cariñoso, poético, burdo, simpático, profundo, habitual, rutinario, y así cien mil adjetivos más uno tras otro hasta agotar la paciencia del que escribe y del que lee. En verdad, los textos saben deliciosos, la música agradable y el espíritu optimista, dentro de las catástrofes cotidianas que viene relatando desde los setenta. Atrás queda Veneno, y el "Volando voy" de "La leyenda del tiempo" de Camarón, y su colaboración constante con los hermanos Amador, con Paco de Lucía, y lo más cercano en el tiempo, como su encuentro con Juan Perro. "La vida es dulce" emana belleza en cada giro y, lo mejor, suena mejor que nunca a lunes. Genial.
Obituario. Saltaba ayer la noticia de la muerte de Paco de Lucía. En Cancún, jugando con su nieto, sufría un infarto de corazón que se lo llevaba por delante. Se marchó así, de repente, el de Algeciras, y se fue antes él que sus dedos, que a pesar de la artritis todavían resistían al influjo flamenco. Se ha muerto y, claro, todo son parabienes. Podemos llenarnos la boca de adjetivos, muchos; recordar su relación con Camarón y Tomatito; acentuar hasta la extenuación su papel revolucionario dentro de un arte plagado de puristas...podemos hablar y hablar, pero todo lo que digamos ahora es, simplemente, previsible.
¿Cuál fue la principal aportación de Paco de Lucía? Que la palabra no era imprescindible. Si no cantaba Camarón, lo hacía su guitarra. En "Como el agua", afortunadamente, tenemos la suma de ambos. Y la suma de ambos es la suma de dos pioneros de la modernidad, dos creadores que se niegan a repetir y repetir los mismos patrones. Provocar en el pop y en el rock resulta muy fácil; es algo inherente a los géneros. Sin embargo, renunciar a unos esquemas cuasi ascentrales en el flamenco era, antes que ellos y sin olvidar a Morente, un sacrilegio en toda regla. Demostraron, pues, que trangresión y esencia podían ir de la mano.
"Limpia va el agua del río como la estrella de la mañana, limpio va el cariño mío al manantial de tu fuente clara"
Espíritu idéntico el de Bob Casale. El que fuera creador de los americanos Devo fallecía a mitad de mes por una insuficiencia cardíaca. En el otro extremo, también surgía en la década de los setenta aquel grupo de extraños atuendos que cuestionaba la modernidad desde la modernidad. Un grupo de estudiantes, concretamente de Bellas Artes, procedentes de la Universidad de Kent (Ohio) ridiculizaban al género humano en una América tan convulsa como intransigente.
Y aquí la muestra más palpable. En "Beautiful world", y haciendo honor a su nombre (D-EVOLUTION), renegaban del discurso político ultraconservador, envoltorio de un fundamentalismo cristiano que en nada respeta a los más desfavorecidos. Era la involución, el fin del hombre como hombre. Antidarwinismo puro y duro. Además, ya por entonces los complices tenían cámaras.
Última
parada: Lou Reed. En octubre conocíamos que el neoyorkino no lograba
hacerse con su nuevo hígado. El recuento es muy claro: tres
guitarristas, tres compositores y, en el fondo, tres formas de provocar
en los agitados setenta a un lado y otro del Atlántico.
Un clásico, de las canciones más bellas que ha dado la música popular: "Femme fatale", en papel de regalo envuelta con la voz de Nico.