En aquel tiempo se aburría soberanamente y, como quien no quiere la cosa, se metió entre
pecho y espalda a todos los pioneros americanos. De ahí la atemporalidad. Las canciones de Mattew E. White desprenden ese tufillo a clásico del que se nutren los artistas en busca de la obra sublime. Su padre, de profesión predicador, decidió que la familia debía marchar a Filipinas en busca de nuevas almas dignas de ser adoctrinadas y así lo hicieron. En estas, el chico luchó contra el calor, los mosquitos y la morriña escuchando música, bebiéndose hasta reventar todas las fuentes que se dan cita en sus, hasta el momento, dos trabajos, Big Inner (2012) y Fresh Blood (2015).
Matthew E. White nació el 14 de agosto de 1982 en Virginia Beach, Virgina, EE.UU. |
Vayamos por partes, y comencemos por la estética. Está
claro que esa melena permanece anclada en los sesenta y, lo mejor, que de ahí no se mueve. Nada más que añadir. Respecto a lo emocional, la cosa
tiene más miga. En su segundo disco el de Virginia Beach ha apostado por retroceder en el tiempo, no sólo músical
sino también compositivamente. Líder espiritual y
fundador de Spacebomb Records, el proyecto consistía en llevar hasta el extremo eso de
revivir épocas pasadas, y no bastaba con hacer canciones que rebasaran los límites temporales: la técnica también tenía que ser la de antes. Así que se puso manos a la obra y, con la banda oficial del
sello, grabó sus canciones y las de unos cuantos artistas más (por
ejemplo Natalie Prass) tal y como en su día hiceron los genios de la Motown.
En su segundo trabajo, 'Fresh Blood', White ahonda todavía más en los sonidos americanos. |
El resultado es fresco, embriagador, elegante, como atestigua "Rock & Roll is Cold". Se trata de una mezcla
bellísima de los géneros de siempre, con el soul como piedra angular de
una propuesta más amplia que aúna blues, folk y country. Vamos, lo que se dice los
sonidos anglosajones, especialmente los americanos. Y todo ello
acompañado de un cuidado audiovisual que suma todavía más elegancia a la
cadencia medida de la canción. El vídeo presenta al artista de paseo
matutino por enclaves naturales de soberbia belleza para
acabar dándose un ágape de los que hacen época y con buena compañía.
Comida rápida no, por favor.