Obituario. Saltaba ayer la noticia de la muerte de Paco de Lucía. En Cancún, jugando con su nieto, sufría un infarto de corazón que se lo llevaba por delante. Se marchó así, de repente, el de Algeciras, y se fue antes él que sus dedos, que a pesar de la artritis todavían resistían al influjo flamenco. Se ha muerto y, claro, todo son parabienes. Podemos llenarnos la boca de adjetivos, muchos; recordar su relación con Camarón y Tomatito; acentuar hasta la extenuación su papel revolucionario dentro de un arte plagado de puristas...podemos hablar y hablar, pero todo lo que digamos ahora es, simplemente, previsible.
¿Cuál fue la principal aportación de Paco de Lucía? Que la palabra no era imprescindible. Si no cantaba Camarón, lo hacía su guitarra. En "Como el agua", afortunadamente, tenemos la suma de ambos. Y la suma de ambos es la suma de dos pioneros de la modernidad, dos creadores que se niegan a repetir y repetir los mismos patrones. Provocar en el pop y en el rock resulta muy fácil; es algo inherente a los géneros. Sin embargo, renunciar a unos esquemas cuasi ascentrales en el flamenco era, antes que ellos y sin olvidar a Morente, un sacrilegio en toda regla. Demostraron, pues, que trangresión y esencia podían ir de la mano.
"Limpia va el agua del río
como la estrella de la mañana,
limpio va el cariño mío
al manantial de tu fuente clara"
como la estrella de la mañana,
limpio va el cariño mío
al manantial de tu fuente clara"
Espíritu idéntico el de Bob Casale. El que fuera creador de los americanos Devo fallecía a mitad de mes por una insuficiencia cardíaca. En el otro extremo, también surgía en la década de los setenta aquel grupo de extraños atuendos que cuestionaba la modernidad desde la modernidad. Un grupo de estudiantes, concretamente de Bellas Artes, procedentes de la Universidad de Kent (Ohio) ridiculizaban al género humano en una América tan convulsa como intransigente.
Y aquí la muestra más palpable. En "Beautiful world", y haciendo honor a su nombre (D-EVOLUTION), renegaban del discurso político ultraconservador, envoltorio de un fundamentalismo cristiano que en nada respeta a los más desfavorecidos. Era la involución, el fin del hombre como hombre. Antidarwinismo puro y duro. Además, ya por entonces los complices tenían cámaras.
Última
parada: Lou Reed. En octubre conocíamos que el neoyorkino no lograba
hacerse con su nuevo hígado. El recuento es muy claro: tres
guitarristas, tres compositores y, en el fondo, tres formas de provocar
en los agitados setenta a un lado y otro del Atlántico.
Un clásico, de las canciones más bellas que ha dado la música popular: "Femme fatale", en papel de regalo envuelta con la voz de Nico.