viernes, 24 de julio de 2015

Pet Shop Boys - "Se a vida é"

Un día de agosto de 1996 a Neil Tennant y Chris Lowe se les ocurrió la lógica idea de irse al parque acuático a combatir el calor. Allí se encontraron, entre otros, con una jovencísima Eva Mendes que, entre chapuzones y ahogadillas, paseaba su cuerpo entre niños, adolescentes, madres y, sobre todo, mucho machote con tableta de chocolate. Eran los tiempos del Bilingual, álbum en el que Pet Shop Boys se atrevieron con una mezcla de samba y electrónica que era perfecta para el cóctel que siempre triunfa en verano: la suma de optimismo, juventud y hedonismo. El orden de los factores, lo de menos.
Imagen del video, grabado en el parque acuático Wet'n Wild de Orlando, Florida.
Aquel "Se a vida é" es un canto a la vida y a la alegría, toda una invitación a dejar los problemas aparcados en casa y a salir a la calle a disfrutar de la gente. Al fin y al cabo, "life is much more simple when you're young", como reza el estribillo. Semejante apología de la jovialidad y la esperanza va cumpliendo años con la misma frescura que hace (ya casi) dos décadas y, sin lugar a dudas, seguirá madurando como lo hacen los buenos vinos. Además, en el haber de Pet Shop Boys tendremos siempre cuerpos masculinos con el mismo protagonismo que los femeninos, rompiendo así la omnipresencia de curvas propia de un sector discográfico que durante décadas ha estado dominado por hombres. Vayamos al baño.



miércoles, 22 de julio de 2015

Venga, a ver si te buscas una musiquilla guapa...¿no, colega?

El Pirri quería movimiento y empezó a sonar Rumba Tres: "Ya es hora que nos hablemos claro y de frente / no queda entre nosotros ni compasión". Volantazo y a seguir huyendo hacia ningún sitio mientras suena el "Y no te quedan lágrimas". Los teóricos del marxismo les llaman lumpen (de lumpenproletariado); en la cultura hispana son los quinquis, aquellos jóvenes de los primeros ochenta que ni siquiera formaron parte de la paupérrima clase obrera del momento. Resulta lejano y a la vez próximo ver la secuencia veinticinco años después en el montaje realizado por Jarfaiter y El Coleta en "Navajeros", referencia fílmica del espíritu de lucha por la supervivencia urbana.


Este ejercicio de nostalgia no es gratuito. El nuevo trabajo del de Tetuán, titulado Antihéroe, retoma el mito, no sólo para tocarlo de forma anecdótica en una recreación de la película de Eloy de la Iglesia, sino para convertirlo en la esencia del conjunto. El hip hop sugiere algo más que ricos negros achandalados haciendo carreras por las routes americanas. En su toque más castizo, Jarfaiter y El Coleta igual le meten rumba que punk al asunto con toda la naturalidad que les permite la autoedición. He aquí la grandeza de la red.

Perros callejeros (2012) y La patria del Jarfa (2013) preceden el nuevo álbumo de Jarfaiter.
Internet y Youtube aparte, este homenaje a El Jaro y compañía invita a la reflexión. Un cuarto de siglo después, la historia de José Luis Manzano, José Joaquín Sánchez Frutos (el auténtico Jaro) y José Luis Fernández Pirri suma y sigue acólitos, más aún en tiempos de crisis. El hip hop se ha hecho su hueco en los medios y desde hace prácticamente dos décadas tiene su espacio en eso que llamamos cultura o, si se quiere, contracultura. Sin embargo, la marginalidad continúa ocupando buena parte del discurso, más allá de la metáfora ingeniosa y la rima sencilla (que no simple). No se encuentra entre mis géneros preferidos, pero debo reconocer que "Navajeros" o el "Antihéroe" que da título al álbum m'han removío. A continuación, Rumba Tres.


lunes, 20 de julio de 2015

Rompiendo tarimas en familia

Éranse una vez cuatro hermanas, Debbie, Kim, Joni y Kathy Sledge, que decidieron seguir los pasos de la abuela Williams y dedicarse al canto. La diferencia: que a la abuela le iba la ópera y que a las nietas, en cambio, les gustaba mucho más la pista de baile. Y como las cosas de casa, si resultan agradables, pueden compartirse con el vulgo, pues he aquí que las de Filadelfia se lanzaron al ruedo y el respetable les fue dando su beneplácito hasta que, a finales de los setenta, se toparon con el mejor toro de todos, el "We are family". 

Sister Sledge publicaron "We are family" en 1979, con producción de Nile Rodgers.

Nile Rodgers y la gente de Chic proporcionaron a Sister Sledge su santo y seña, el himno que décadas después suena en dos de cada tres eventos sociales, leáse bodas, bautizos y comuniones, un canto al optimismo con la familia como piedra angular de la vida. Los versos finales podría asumirlos perfectamente hasta un patricio romano.

"Have faith in you and the things you do
you won't go wrong
this is our family jewel"

Usos políticos aparte, las canciones permanecen porque los oyentes así lo quieren. En su sentido más lúdico, la primera música disco no se limitó al placer por el placer ni al hedonismo más inmovilista. Las primeras rompetarimas, como Sister Sledge, supieron combinar baile y reivindicación, reafirmación ésta de sí mismas como hermanas y como representantes de una brillante cultura negra de la que la industria discográfica ya llevaba tiempo nutriéndose. La pena: que los historiógrafos musicales sigan trazando aún en la actualidad una línea temporal dominada por los blancos. 


viernes, 17 de julio de 2015

Ferran Palau - "El meu lament"

Dos años y nueve canciones. Para los ultras de la practicidad el balance es nefasto: tantos meses para tan poco... y encima tan corto. ¡Pudiendo emplear el tiempo en otras cosas más productivas! Nada cabe discutir con los agoreros del arte. Afortunadamente, todavía hay gente que le dedica todo el tiempo del mundo a la sensibilidad, al instinto estético en su forma más primaria. Cuando escuchas las composiciones de Ferran Palau ni se te ocurre pensar en el largo trabajo de producción que han necesitado, siempre en pos de lograr la mayor pureza posible. Ahora bien, incidir sólo en el minimalismo sería, sin embargo, limitar demasiado la cuestión.

Al margen de Anímic, Ferran Palau ha publicado Santa Ferida.
"El meu lament" forma parte de Santa Ferida, un pequeño catálogo de sensaciones que nos ofrece Ferran Palau para grandes amantes de lo sencillo. En este sentido, la continuación de La mort i el riu (2009) puede calificarse de excelente, si bien el disfrute de la obra tiene un ámbito de disfrute más que reducido: íntimo como lo doméstico y tranquilo como una cafetería infestada de cantautores y monologuistas. Entre metáfora y metáfora, que el músico siga arropando al poeta... y viceversa.