viernes, 24 de octubre de 2014

Villanueva - "Bombas Nucleares"

Hubo un tiempo en el que las plazas gallegas lo eran (casi) todo, quiero decir, musicalmente. En aquellos tan recacareados años ochenta la zona se erigió en cantera excepcional de artistas. No se trata de hacer palabrería barata: aún hoy retumban fuerte en la cultura peninsular de andar por casa los sones de Coppini (recién marchado hacia el más allá), o Antón Reixa (recién vuelto del más acá de las instituciones) o, incluso, los Siniestro, columna vertebral durante lustros de una escena autóctona que ha mantenido siempre un altísimo nivel de creatividad. Sigue vigente la inspiración, y no sólo con Triángulo de Amor Bizarro, pues el abanico de posibilidades se revela amplio y diverso. Paremos, por ejemplo, en Vigo, yacente en su lejanía con vistas al mar. Allí encontramos a Josete Díaz, nadando vestido por la ría y de paseo histriónico por el Mercado del Calvario. 


De segundo Villanueva, se ha puesto a escribir sus sensaciones Vigo-Madrid-Vigo en un hermoso manojo de canciones sobre la belleza del trayecto. Lo bueno de la distancia es la cantidad de tiempo que te da para la reflexión, como si se tratara de un preso con años por delante para alcanzar la libertad. Dicen que uno de los lugares más bellos para perderse en las canciones es el movimiento, y del movimiento y de la falta de permanencia viene el nuevo catálogo de imágenes y metáforas que propone este mayúsculo compositor. Con Viajes de ida nos situamos ante una recreación poética del trecho, un largo poema al encanto del periplo, con el paisaje haciendo las veces de actor secundario, claro está, de lujo. Primera parada: "Bombas nucleares". Visita recomendada: "Ahogándonos". 


miércoles, 22 de octubre de 2014

Led Zeppelin - II

Eran otros tiempos. Las bandas publicaban un disco de un año para otro. Nada de postergar las canciones; se componen y se graban durante la gira. Todo en uno: conciertos, escritura y producción al mismo tiempo. El segundo álbum de Led Zeppelin, publicado un 22 de octubre de 1969, fue el resultado de las prisas, la improvisación y el compromiso, y cuando los elementos se ponen en contra y tú, pase lo que pase, cumples con un buen trabajo, nadie puede discutir que juegas entre los grandes. Aquellos nueve temas formaban un conjunto tan compacto que en las listas anglosajonas le arrebataron el testigo al mismísimo Abbey Road de los Beatles.



Eran "Whole Lotta Love" y "Heartbreaker" los fragmentos más celebrados, pero elegimos otro: con sabor a Joplin, se trata de una auténtica explosión de blues en la que Robert Plant bordea los límites de la voz para dar rienda suelta de forma muy insana a su sexualidad. Nos topamos con la rabia y la obsesión, con el reproche hacia una figura femenina a la que no puede abandonar. Y todo ello con unos cambios de ritmo entre el erotismo y su clímax más repentino. El castigador castigado. Esa es la historia de "The Lemon Song".


domingo, 12 de octubre de 2014

The Prussians - "Cold Trees"

Gracias infinitas a The Prussians. Porque sí. Porque te hacen confiar de nuevo en la juventud y porque, al fin y al cabo, uno nunca sabe si en veintipocos años estas generaciones nos pagarán las pensiones o tendremos que mendigar en las oficinas pertinentes. Baleares también existe; no es sólo Formentera o la "People from Ibiza". Hay vida, y mucha, porque este quinteto mallorquín se revela como la excepción que confirma la regla. Se han metido los ochenta entre pecho y espalda, los han aderazado con lo mejor de los noventa y ahora, con los dosmiles más que avanzados, se lanzan a la aventura de editar un disco con los malos tiempos que corren para la lírica. Tal vez haya salvación para nosotros. Como diría uno que yo me sé, "el milenarismo va a llegar". 


Su primera criatura la han bautizado como Mul Mul. Nada nuevo si lo que buscamos es sorpresas, pero es que en el mundo de la creación artística casi todo está inventado. Lo bueno de estos chavales es que se atreven con la elegancia, con el virtuosismo contenido de los grandes, en definitiva con el pop de altos vuelos de hitos tales como Viva La Vida, The Unforgettable Fire o Hearbeat City. La imitación es buena, sobre todo en la flor de la vida, y si para encontrar el camino hay que indagar en las sendas ajenas, pues bienvenida sea la mímesis. Y es que para pintar bien, no nos engañemos, antes hay que echarles un vistazo a Velázquez y Goya.


viernes, 10 de octubre de 2014

Sam Roberts Band - "Shapeshifters"

Si se trata de bailar con el equipaje de Adidas, pues lo haremos. Pero lo haremos al otro lado del Atlántico, en la capital del globo terrestre, esa urbe que ha sufrido siempre la invasión de los marcianos más malignos de todo el universo... Cómo se ceba la mala suerte con Nueva York. Es entrar en un cine y tener que padecer sin cesar la furia de seres de alguna galaxia de extrarradio. Volvamos a Brooklyn. Subiremos al metro y nos iremos a la playa, a Coney Island, que con la nieve sobre el paseo maritimo es un buen escenario para sumergirse en el movimiento, visto que el parque de atracciones está cerrado.


Que la Sam Roberts Band juegue en la Champions no es casualidad: además de temas impecables, los audiovisuales responden a las expectativas propias de alguien que quiere hacer las cosas, como mínimo, bien. Con Lo-Fantasy llegamos al quinto peldaño de su carrera, ascendente y perfectamente gestionada con el rock como piedra angular de un sonido renovado en cada uno de sus trabajos. Los de Quebec recurren en cada entrega a las influencias más diversas, desde Ray Charles hasta Fela Kuti, de Underworld hasta los Clash; en algunos momentos muy Charlatans, en otros tan clásicos como los Stones. Lo dicho: no es casual.


martes, 7 de octubre de 2014

Jungle - "Time"

Los duelos ya no se llevan. ¿Qué fue de las pistolas, de los padrinos, de las citas en el bosque para matar o ser matado? Ahora la historia es distinta. El combate, en una cancha de baloncesto. ¿Hay balón? Pues no. Sólo una lucha cuerpo a cuerpo, con coreografías de calidad contrastada para morir posando con la víctima. El audiovisual de Jungle se ajusta a la perfección a ese soul de altos vuelos que caracteriza a la banda inglesa del momento. O, mejor, hablemos de colectivo, eso sí, liderado por el dúo Lloyd - McFarland. Con la mismísima BBC como garante del grupo (nunca mejor dicho), el proyecto asume la tradición disco en su vertiente más soul.


Vamos con la parte negativa. Contar con el beneplácito de buena parte de la crítica y, lo peor, padecer un no parar de palmaditas en la espalda diciéndote lo grande que eres y lo bien que haces las cosas puede, sin lugar a dudas, hundirte en la miseria. Se llama languidecer, y es propio de aquéllos que suben a la cima y que luego no saben volver al pie de la montaña por el mismo camino que subieron. Que el falsete está muy bien... es verdad, pero no es nuevo. Como Jimmy Sommerville, ninguno. Bee Gees lo bordaron, Modern Talking lo exprimieron hasta la desesperación y Prince, entre el éxtasis y la egolatría, lo elevó al cielo en alguno de los momentos más catárticos de la música popular de los ochenta. Recapitulando: en principio, excelentes; el futuro, incierto si la fórmula se estanca.