lunes, 18 de mayo de 2015

La historia del peluquero que se hizo crooner

Perry Como era allá por los años 20 uno de esos jóvenes americanos de origen italiano que se iba abriendo camino por los senderos de la vida. Queda muy bonita e idílica esta introducción, pero de algún modo tenía que empezar. Siendo el séptimo de trece hermanos, no le quedaba otra que potenciar el esfuerzo y, si lo había, descubrir el talento. Para colmo de todos los males, se comió el crac del 29 y, por tanto, el hambre. Para combatirla, primero montó su propia peluquería y, a mediados de los 30, se metió a cantante de bodas, bautizos y comuniones, lo que se dice las auténticas trincheras de la interpretación musical. Largo tiempo quedaba todavía para el karaoke y todo el daño que ha hecho.

Perry Como (18-5- 1912 / 12-5- 2001)

Pues un 18 de mayo, en este caso de 1912, nacía en Canonsburg, Pennsylvania, un tal Pierino Ronald Como, que con el nombre artístico de Perry Como se convirtió tras la Segunda Guerra Mundial en referente musical de la juventud americana, eso sí, junto a otros ilustres de la era prerrocanrol como Frank Sinatra, Dean Martin o Al Martino (vaya apellidos tan etimológicamente similares). Todos ellos recibieron el despectivo título de crooners, y digo despectivo porque siempre pasa lo mismo. Lo que arranca siendo casi un insulto hacia los que hacen algo novedoso se acaba convirtiendo en la etiqueta para, en definitiva, derivar en concepto cultural.

Perry Como y Frank Sinatra en la peluquería.
Aquellos cantantes solistas, muy suaves, sensibleros, de fácil escucha y apoyados en orquestas que durante la guerra perdieron gran parte de sus músicos al ser llamados a filas, marcaron una época mítica en el ámbito de los medios de comunicación. En el caso de Como, su carrera despegó en paralelo a la televisión; lejos de quedar marginado por la incipiente cultura del rock, supo convivir con los nuevos gustos musicales. De hecho, la brecha generacional entre padres e hijos, minúscula en los primeros momentos, se hizo abismal cuando la industria metió el hocico y olió el negocio. Youtube lo ha trastocado, afortunadamente.


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