sábado, 23 de julio de 2016

...y pasaron cinco años como si nada

Hace hoy precisamente cinco años que la criatura se marchó, si bien su música sigue resultando intensa. Digo lo de 'se marchó' por meterle un poco de poesía al tema, pero en verdad que saliéndonos del discurso mítico tan típico de la crítica musical podríamos decir, la duda ofende, que reventó, que estalló, que su hígado, su corazón y sus pulmones se rajaron por los cuatro costados, que esos excesos tan divinizados por los fanáticos del género la acabaron por resquebrajar. Y en verdad que no murió por el gran subidón, por la melopea de todas las melopeas. Según se supo meses más tarde, el síndrome de abstinencia le dio la puntilla definitiva. Vamos, que si no tropezaba con la misma piedra estaba claro que lo iba a hacer contra un bordillo.

La británica Amy Winehouse murió el 23 de julio de 2011.
Dos álbumes, Frank (2003) y Back to Black (2006), refrendan una trayectoria lo suficientemente mínima, elegante y penetrante como para generar el mito, uno más, dentro de la historia de los iconos musicales. Aferrada a los géneros clásicos, la británica Amy Winehouse supo acoplar unas dotes más que excelentes para la composición con el gusto de las masas, siempre tan diverso y difícil de homogeneizar en la obra única.

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